Mans de Sant está abierto todo el mes de agosto. Su horario es el habitual. Eso sí los sábados está cerrado. Estamos para tener cura de nuestros pacientes. Pero sabemos que muchos habéis marchado de Sant Cugat del Vallès para vivir unas merecidas vacaciones. En algunos casos habéis elegido los lugares de playa para disfrutar de estos días de sol. Desde Mans de Sant, pero, os queremos alertar de tres peligros que hay porque volvéis en plenas condiciones.
1. Evita las zambullidas imprudentes: Un accidente al agua puede provocar una lesión medular o un traumatismo craneoencefálico. Hay que extremar las medidas de precaución, especialmente con los niños. Las zambullidas en playas, piscinas, ríos y pantanos son mucho más peligrosas del que pensamos. En España se producen entre 800 y 1.000 lesiones medulares en el año. Cerca del 4 por ciento de ellas están producidas por esta imprudencia, una de las primeras causas, junto a las caídas y los accidentes de tráfico.
Por eso, nunca tienes que echarte al agua en zonas en las que no conozcas su profundidad o donde haya podido variar, como pasa muchas veces en ríos y pantanos. Hay que entrar con cuidado y de forma progresiva, andando. En cualquier caso, los fisioterapeutas madrileños desaconsejan lanzarse des trampolines o rocas si no se cuenta con una preparación previa adecuada. En segundo lugar, hay que saltar al agua con los brazos extendidos, porque protejan el jefe y el cuello.
2. No corras descalzo. Animamos en toda la población a desarrollar actividad física o deporte durante las vacaciones, en función de su estado, y a mantener este hábito el resto del año.
Sin embargo, a pesar de que es una práctica muy común, correr descalzo sobre la arena puede sobrecargar el tendón de Aquiles y disparar la probabilidad de sufrir fascitis plantar. Incluso, realizar caminatas durante varios kilómetros por la arena sin el calzado adecuado cada día también puede tener consecuencias desagradables.
Este cambio no tiene las mismas consecuencias en los niños, con un pie flexible todavía, que en adultos, con un pie rígido; estos últimos, sufren frecuentes problemas en verano. De hecho, en septiembre aumentan de forma exponencial las consultas de problemas relacionados con el pie como fascitis en las clínicas de fisioterapia y podología.
El correr descalzos a la orilla del mar tiene más impacto sobre el sistema musculoesquelético que si se hiciera por el campo, a causa del bajo nivel de compactación de la arena de playa. Por otro lado, dado que es un terreno irregular, correr descalzo en la arena implica el riesgo de sufrir problemas lumbares, esguinces, periostitis tibial (dolor a la parte interna de la tibia) o fracturas por sobrecarga.
Añade que las playas, generalmente, tienen peralte, de forma que una de tus piernas tendrá que realizar más esfuerzo que la otra causa de esta inclinación del terreno. Y que muchas veces hay conchas o piedras cerca, el que incrementa la posibilidad que sufras heridas al correr descalzo.
Por eso tienes que mantener el principio de progresión y elegir un terreno adecuado si piensas dedicar al ‘running’ una parte de tus vacaciones, usando siempre un calzado adecuado. También, es aconsejable que no andes con chanclas todo el rato y alternas con otro tipo de calzado que te sujete el pie (zapatos o deportivas).
3. Masajes de calle. Otra costumbre extendida durante las vacaciones es la de acudir a masajes de calle en playas o en ciudades. Esta práctica tiene dos riesgos importantes:
– Patologías. Si tienes un problema de salud tienes que acudir a un profesional sanitario, que cuenta con la formación y con las instalaciones necesarias para tratarlo. Si sufres una patología y vaso a un masajista de calle, sin la preparación debida, corres el riesgo de empeorar tu enfermedad.
– Higiene. Solo tienes que acudir a lugares que guarden las condiciones mínimas de higiene: que tengan palangana, que el masajista limpie los aparatos y superficies de su instalación entre clientes, etc. Si no, es probable que pueda contagiar hongos, herpes, etc. de una persona a la siguiente. Este problema se incrementa con el Covid-19.
