Mans de Sant

Qué es una rotura fibrilar

ElLa rotura fibrilar es una de las lesiones más inesperadas y temidas, ya que aparece sin avisar y nos puede apartar de la actividad durante semanas. En las líneas que siguen, os presentamos las causas y consecuencias de esta lesión, así como su tratamiento y prevención. En Mans de Sant, somos especialidad en los tratamientos de fisioterapia para lesiones como éstas. Nos encontrarás en Sant Cugat del Vallès.

Llegamos con las prisas, no calentamos suficiente porque no hay tiempo y de repente … Pam! Un dolor se apodera de nosotros sin que podamos continuar. Las roturas fibrilares suelen ser comunes en deportes de fuerza explosiva. En el cuerpo humano hay tres tipos de fibras: tejido muscular liso, tejido muscular cardíaco y tejido muscular esquelético. Para el tema que nos interesa, nos centraremos en el tejido muscular esquelético, llamado así debido a que estas fibras forman los músculos que mueven el esqueleto

La musculatura trabaja mayoritariamente de forma voluntaria, aunque su contracción puede ser voluntaria o involuntaria. Entendemos por contracción voluntaria cuando por ejemplo queremos llegar a un vaso de agua. En cambio, una contracción involuntaria es cuando mantenemos una postura, por ejemplo aguantar la cabeza recta sin que nos caiga hacia adelante por su peso.

El tejido muscular tiene cuatro funciones: realizar los movimientos muscular esquelético. Para el tema que nos interesa, nos centraremos en el tejido muscular esquelético, llamado así debido a que estas fibras forman los músculos que mueven el esqueleto. del cuerpo, mantener las posiciones corporales, movilizar sustancias en el organismo y generar calor. El movimiento de la musculatura promueve el movimiento de los líquidos del cuerpo, ya que por ejemplo, las contracciones de los músculos de las piernas al caminar, estimulan la movilización del líquido linfático y contribuyen a la vuelta de la sangre hacia el corazón. Finalmente, durante una contracción muscular, se produce calor, el cual es utilizado para mantener nuestra temperatura corporal. Durante una acción, las fibras musculares se contraen y se relajan, haciendo así posible el movimiento.

Cuando realizamos ejercicio intenso, a veces al cabo de unas horas aparecen las famosas agujetas, también conocidas como DOMS, un dolor que viene acompañado de rigidez, debilidad e inflamación. Se cree que puede ser debido a microroturas musculares que ocurren cuando practicamos un esfuerzo más intenso de lo normal.

¿Qué es una rotura fibrilar?

Una rotura fibrilar puede ser producida por una contusión directa o debido a una contracción rápida del músculo a la vez que este se estira, rompiendo o desgarrándose las fibras musculares. Esto ocurre cuando se exige al músculo una fuerza de contracción superior a su capacidad. Cuando sufrimos una rotura fibrilar los síntomas suelen ser dolor agudo y localizado, incapacidad para seguir la actividad, ya veces hematoma.

El dolor que produce una rotura muscular suele describir como la sensación de recibir una pedrada. Las roturas fibrilares son más comunes en la musculatura de la pierna, especialmente en el recto anterior, aductores, isquiotibiales o gemelos. Es importante saber que las fibras musculares esqueléticas tienen una capacidad de regeneración limitada, por eso es importantísimo seguir un buen programa de rehabilitación.

La gravedad de una rotura fibrilar se caracteriza en función del tamaño de ésta, en la que músculo se haya producido, el estado general de la musculatura, la edad de la persona, etc. Se clasifican en función del tamaño de la rotura que puede ser desde milímetros hasta varios centímetros. Las roturas se clasifican en tres grados:

Grado 1: bastante leve. Se experimenta una molestia dolorosa y ligera tumefacción, pero puede que no incapacite la actividad aunque sí moleste, y que cuando se enfríe empiece a hacer daño.

Grado 2: rotura parcial. Se dará tumefacción dolor y pérdida de la movilidad, incapacidad para seguir con la actividad deportiva e incluso para caminar en la pierna.

Grado 3: rotura total del vientre muscular o de la unión con el tendón, aparición de dolor muy intenso y edema.

Cuando sospechamos que acabamos de sufrir una rotura fibrilar, lo mejor es aplicar hielo e ir a un especialista para realizar un diagnóstico correcto. Observando los síntomas se puede sospechar de una rotura fibrilar pero la forma más eficaz para asegurarse de que realmente se ha producido, es mediante una ecografía o resonancia magnética. Un mal diagnóstico y, por tanto, una rehabilitación incorrecta pueden agravar mucho esta lesión.

 Un fisioterapeuta trata una rotura fibrilar en Sant Cugat

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